¿CÓMO CREAR HÁBITOS DE ESTUDIO EN UN NIÑO?

Con frecuencia los padres escuchan a sus hijos decir que el estudio no está entre sus habilidades; CREAR HÁBITOS DE ESTUDIO EN UN NIÑO es fundamental porque su tiempo es limitado; que no soportan las matemáticas que no sé qué me pasó, me lo sabía todo, pero me bloquee en tal o mas cual examen. 

Hay niños que comienzan a estudiar a una hora específica, animados, además; y al percatarse han transcurrido 3 horas y solo han hecho uno de los deberes, y para colmo este es interrumpido por la cena. Problemas como éste, que como tendencia conllevan a deficientes calificaciones al finalizar el curso, tienen solución.

Las malas notas en los niños no son inevitables

Es del conocimiento de todos, o al menos se tiene una idea, de las técnicas de estudio, que van desde hacer resúmenes y esquemas, hasta lo más básico: un ambiente agradable en silencio, buena iluminación, acorde temperatura y la manera correcta de sentarse.  

Desde los primeros años de vida, es vital crear esta disciplina para lograr el hábito de estudio. Si no lo logramos en la etapa primaria, o no comprendemos que una adecuada educación debe ser atendida desde el principio; puede comprometerse el éxito académico en los niveles siguientes. Además, con el papel que le corresponde a la familia desde casa. Y por esta razón se emprende una carrera desordenada para intentar sacar los estudios de cualquier forma.

Método y conducta de los niños en el estudio

Hay métodos que los padres debemos diseñar con seriedad, y dándole toda la importancia que requiere; para lograr una conducta responsable en el niño desde las primeras edades. Cuando el niño llega del cole por la tarde, debemos conocer como fue el día, que aprendió nuevo, como le fue con sus amigos, maestros; ¡siempre tienen alguna anécdota que contar! Pero cuando se acerca la noche, emprendemos las labores hogareñas.

Todos, sin excepción, tenemos responsabilidades que debemos cumplir. Como tendencia existe resistencia al principio, pero con los métodos adecuados lo podemos lograr. Es asombroso lo que podemos lograr en un niño con un adecuado sistema de premios por acuerdos conseguidos, incluyendo los más pequeños. A estos hay que dedicarles una hora todos los días a hacer un dibujo, recortar, leer o hacer los nudos a los zapatos por poner algunos ejemplos.

Para lograr el propósito trazado, es necesario el acompañamiento sistemático del adulto, todos los días, sin permitir excepciones, solo así apreciamos con el tiempo como ha ido ganando la costumbre de ser responsable en todos los sentidos; darán muestra espontánea de colaboración.  Paralelo a esto, es importante que los ayudemos a organizar el tiempo; de modo que este también pueda ver la televisión o jugar en la computadora, pero con un orden de prioridades: primero las responsabilidades y luego los entretenimientos.

En ocasiones los padres, con el falso concepto de que al complacerlos los motivamos, olvidamos ciertos métodos con probados resultados. Por ejemplo, al permitirles poner el televisor para merendar, y no enseñarles que para comer no es necesario la televisión, provocamos un disgusto mayor cuando mandamos a que la apaguen para estudiar, máximo cuando consideran que es la parte más emocionante de lo que están viendo.

¿Cómo le organizamos a un niño el tiempo destinado a estudiar?

niños realizando deberes

Desde que el niño cumple 7 años, debemos ayudar en la organización de su tiempo de estudio. Si bien es importante fomentar la responsabilidad con los quehaceres, su prioridad es estudiar y la organización del tiempo para ello es fundamental, de modo que evitemos que el niño pase toda una tarde delante de los libros y no cumpla sus deberes, las prácticas reloj-horarios son muy útiles.

Podemos iniciar por hacer todos los días un dibujo, tomamos como referencia el tiempo empleado el primer día y lo motivamos a minimizar ese tiempo cada día. Por ejemplo, el primer día demoró en hacer el dibujo 20 minutos, los próximos días debe hacerlo en menos tiempo y elogiar cada avance.

Con este método pretendemos que el niño comprenda los beneficios de organizar el tiempo, al aprovechar este de una manera eficiente, se percatará que, si antes para realizar las tareas independientes necesitaba 3 horas, y ahora, cumple las mismas tareas en 2 horas con 30 minutos, es media hora más que puede disponer para jugar. Este razonamiento lo incitamos, y sin dudas le será de utilidad en actividades posteriores.

Fomentar el hábito de lectura es una valiosa recomendación, todos los días debe leer, veinte minutos mínimos e insistir en que lo haga con un buen ritmo. Los dibujos no serán permanentes, se irán sustituyendo por otros ejercicios también sencillos, los que se complejizan paulatinamente, y se priorizan las asignaturas que más dificultad presentan.  Está prohibido ser finalista, así como permitir excusa para no estudiar, algo que nunca faltará. Y una observación necesaria, la comunicación con los maestros debe ser permanente, resulta fatal no mantener una sintonía casa-escuela.

¿Qué se debe hacer primero, los deberes o estudiar?

Existe un mal hábito al hacer solamente los deberes que ponen en clase, se cree que cumpliendo con estos deberes es suficiente y es un error. Lo correcto es analizar detalladamente la pregunta, y posteriormente hacer los ejercicios varias veces para que fije las lecciones.

Es cierto que no todos los niños tienen el mismo coeficiente, por lo que unos demoran más en aprender que otros. Pero es incuestionable que si un niño logra concentración en clase; los padres logran que aproveche el tiempo de estudio en casa y además logra aprender; ejercita lo aprendido, aclara las dudas en clase, y continúa repasando las preguntas con frecuencia, está destinado a obtener una buena calificación en el examen.

¿Quién dice que todo es fácil?

Al emprender el bello pero complejo viaje de educar a un hijo, corremos el riesgo de equivocarnos en varias ocasiones, aun cuando pensamos que hacemos lo correcto. Inculcar valores desde los primeros años de vida, influye mucho en cómo serán mañana, no pueden pensar que, al tenernos, todo lo tienen resuelto. Deben comprender y sentir en la práctica que cada meta en la vida lleva sacrificio.

Y la mejor manera que lo comprendan es socializando con ellos las responsabilidades que todos tenemos, que nosotros trabajamos a diario y muy duro para el sustento del hogar; y con mucho placer le ayudamos con sus deberes, pero ellos también tienen, aunque en menor cuantía, tareas diarias que cumplir. No podemos cesar en el empeño de que esto se comprenda, cuando se logra, los resultados son maravillosos. 

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