Si alguna vez ha sentido una intensa incomodidad con los demás, no es el único. La ansiedad social (AS) es uno de los problemas de salud mental más comunes y al menos el 7% de los estadounidenses experimenta sus síntomas. Sin embargo, cuando te está sucediendo, puede parecer que una pesadilla se hace realidad. Estás frente a la gente, en una fiesta o dando una presentación en el lugar de trabajo, pero apenas puedes hablar porque estás sudoroso, con náuseas y la sangre te sube a la cara. No querías destacar, pero ahora parece que todo el mundo te está juzgando. Esto puede hacer que evites situaciones similares en el futuro; tal vez sea más fácil estar solo, puedes pensar para ti mismo.
Pero no es así como tienden a salir las cosas. Cuanto más aislado se vuelva, los peores síntomas de ansiedad y depresión generalmente aparecerán. De hecho, los investigadores encontraron que la depresión casi siempre se desarrolla después del inicio de la ansiedad social. Necesitamos conexiones humanas significativas para una salud mental positiva y, al evitar situaciones sociales, limitamos nuestro potencial para hacer esas conexiones debido al miedo. Curiosamente, muchos terapeutas creen que la clave para vencer este miedo tiene poco que ver con otras personas. En cambio, la ansiedad social mejora cuando trabajamos en nuestra relación más importante: la que tenemos con nosotros mismos.
¿Qué Causa la Ansiedad Social?
A veces, los sentimientos de ansiedad social son tan intensos que no podemos averiguar qué los está causando. Cuanto más evitemos esos sentimientos, esquivando cada reunión y rechazando trabajos que nos pongan en el centro de atención, más confuso puede ser desentrañar el misterio. Es por eso que la terapia cognitivo-conductual (TCC) a menudo se recomienda para la ansiedad social. Puede ayudarlo a identificar los pensamientos y emociones que están sucediendo antes, durante y después de un escenario estresante. Por lo general, en este proceso las personas descubren que perciben que los demás juzgan negativamente su comportamiento. Las pequeñas respuestas no verbales de otras personas pueden sentirse amenazadoras o degradantes. También hay evidencia de que el contacto visual directo se siente más peligroso para las personas con ansiedad social.
Aunque algunas personas simplemente pueden estar más predispuestas genéticamente a la ansiedad social, también existe la teoría de que es una parte importante de la evolución. Nos impide actuar de maneras que podrían correr el riesgo de ser excluidos de nuestra comunidad y mantiene un comportamiento socialmente aceptable. Sin embargo, si somos demasiado sensibles a este juicio, y el juicio no está justificado, afectará negativamente nuestra vida social. Entonces, ¿por qué creemos que nos juzgan todo el tiempo? ¿Y por qué creemos que nuestro comportamiento está fuera del ámbito de lo normal? Al seguir este camino de nuestros pensamientos, podría quedar claro que somos nosotros quienes juzgamos más, no quienes nos rodean.
El Papel de la Vergüenza en la Ansiedad Social
La vergüenza es un sentimiento complicado de identificar. A menudo lo mezclamos con la culpa, que está más relacionada con el remordimiento por nuestro comportamiento después del hecho. La vergüenza, por otro lado, es el remordimiento por su sentido de sí mismo en lugar de sus acciones. Puede sentir que hay algo intrínsecamente mal en usted. Esto hace que sea difícil aceptar que los demás no sientan lo mismo.
En la investigación sobre la ansiedad social y la vergüenza, hay mucha superposición. Se cree que un elemento central de la ansiedad social es el deseo de parecer favorable a los demás y no lograr ese objetivo. Si no nos consideramos favorablemente, siempre fallaremos en convencer a los demás. A menudo, nuestro diálogo interno negativo se expresa a través del rechazo de los demás. Prueba un ejercicio en el que escribas lo que imaginas que otra persona piensa sobre ti. No lo pienses demasiado y simplemente escribe. Es posible que se sorprenda al descubrir que es su propia voz la que dice esas cosas malas y hirientes.
Juicio Real VS Juicio Percibido
Es muy probable que no esté comprando nada de esto. Estás convencido de que sabes la verdad: la gente te está juzgando y los resultados no son buenos. Por eso puede resultar útil trabajar con un terapeuta. Juntos, pueden clasificar pensamientos y sentimientos con curiosidad en lugar de juzgar. Puede aflojar su visión fija de la situación y empezar a preguntarse: «¿Qué pasa si no estoy 100% en lo cierto?»
La terapia para la ansiedad social puede implicar analizar cómo te sientes contigo mismo. ¿Cuál es la fuente de tu vergüenza? ¿Qué evidencia puede encontrar para desafiar estas ideas negativas? Al evitar los sentimientos difíciles de la ansiedad social, también perdemos la oportunidad de descubrir cualidades positivas que no reciben suficiente atención. Tiene fortalezas excepcionales y aporta valor a la vida de los demás, pero esos hechos se han escapado de la vista. Con el tiempo, estas ideas positivas se sentirán tan reales como esos juicios alguna vez lo hicieron.
Entonces, si alguien es realmente juzgándote en el futuro, es posible que te moleste menos. Olvidarás a los que odian y no dejarás que interfieran con tu alegría ni arruinen tu confianza. Lleno de amor propio, no dependerá tanto de la opinión de los demás. ¿A quién le importa lo que piense alguien? No tú. La conexión contigo mismo será el boleto para salir de la ansiedad social y hacia un futuro mejor. Si tiene problemas de ansiedad social y le gustaría encontrar una manera de salir de la vergüenza y el juicio propio que le impide disfrutar de conexiones plenas y significativas con los demás, conéctese hoy mismo con un terapeuta autorizado.